Y no porque te vas a ir de shopping a comprarte todo más barato o porque piensas que traerás demasiados souvenirs. Viaja con la maleta vacía, porque vas a regresar con ella llena de todo lo que hace falta que traigas: nombres de gente nueva, paisajes asombrosos que nunca pensaste ver, te olvidarás que existe un mundo en el que vives del piloto automático y vas a saber lo que se siente estar viva.
La traerás llena de suspiros que con el tiempo recordarás con nostalgia, amarás recordar cada simple momento y de todo eso te debes llenar.
Llenarás una maleta que, al abrirla, descubrirás que no trajiste más que emociones que te hicieron volver a sentir viva...
Así que la próxima vez que viajes. Hazlo vacía, porque para llenar algo de cosas nuevas, tienes que tener el tiempo, el espacio y un alma abierta a comerte el mundo solo por unos días.
Y viaja. A donde sea. Pero viaja.