23.1.17

... pero siento vergüenza

Acabé de levantarme de una deliciosa siesta y, más que por costumbre que por curiosidad, abro mis redes sociales y me encuentro con que algunas personas han criticado a un reconocido jugador de fútbol. Pero no solo lo han criticado - con malicia, si se me permite - sino que han sido personas crueles, reiterativas y hoy, HOY, que se enteran de su situación actual, lidiando con problemas personales, piensan en pedir disculpas.

¿Hasta cuándo? Y no, esta vez no pienso contener las lágrimas de un mundo que duele. ¿Hasta cuándo vamos a lanzarnos insultos, golpes, llenándonos de tanta rabia, derrochando mala energía y seguimos siendo tan HIPÓCRITAS de decir "pero yo soy una buena persona? ¿En realidad lo somos? Pues no... somos seres humanos, vivimos en un mundo físico que cada día más nos absorve y nos aleja más de la espiritualidad que debemos empezar a construir.

Y duele, y probablemente no solo a mí, sino a mil millones de personas.

No estamos conscientes aún de que existe una conciencia cuántica, que todo - ABSOLUTAMENTE TODO - lo que hacemos repercute en algún lugar del mundo, porque aprendimos a sembrar resentimiento, tristeza y me atrevo a decir que hasta odio. Vemos cómo existen tiroteos en el mundo que matan a miles de personas, vemos guerras interminables, vemos cómo la naturaleza se encarga de exitinguirnos, peleas diarias en la fila del comisariato y pensamos "ay, si pudiera hacer algo, pero no puedo". SI PUEDES.

Enseñamos a nuestros hijos a no hacer bullying, enseñamos moral y ética, pero cuando nos toca sentarmos a criticar a alguien, cuando vemos un acto que no nos gusta, cuando pensamos en lo jodida que está la gente por robar, coimar y hacer de las suyas, pues ahí aplicamos todo lo contrario a lo que enseñamos. Ahí si nuestras acciones están justificadas... porque vemos a un jugador que no hizo las cosas bien, porque vimos a un político robar, porque vimos a alguien que simplemente hizo algo que no nos convenía al "mí".

Hace poco escuché una frase que decía "es mucho más fácil criticar, porque es más fácil encontrar cosas malas de una persona que las buenas". ¿Para eso estamos aquí? ¿Para hacer lo fácil y dejarnos llevar por la rabia de que las cosas no salen como YO quiero? Y cuando alguien no piensa en cómo me repercuten a mí las cosas ¿ahí si saltamos?... ¡pero qué mal estamos!

La palabra es un don que todos tenemos y hace poco lo dije "las palabras tienen el poder de decretar, sanar o hundir. Elígelas sabiamente, con quienes conoces y con quienes no. Ahí empieza la bondad.". La vida nos regaló algo tan hermoso como podemos comunicarnos entre nosotros, pero nos quedamos en el lado cómodo, chistoso, hiriente, y las utilizamos a diestra y siniestra sin tener una conciencia sobre lo que decimos. Sin saber qué batallas está librando esa persona que - a nuestro criterio - hizo algo mal. No nos tomamos la molestia de pensar en "si yo digo esto, sembraré amor, apoyo, sonrisas o hundiré, destruiré o causaré tristeza".

Empecemos a hablar con conciencia, a hablar con amor. Empecemos a darnos cuenta de que muchas personas en vez de necesitar que los hagamos MIERDA (disfruten mi francés), tal vez necesitan palabras de aliento o tal vez podemos decir nuestras opiniones pero de una forma constructiva, porque sí... está bien decir lo que pensamos, pero está mejor si trabajamos en la parte de la empatía que tanto nos hace falta.

Y sí, todos cometemos errores. Pedir perdón o disculpas es para la gente que se da cuenta de que ha fallado... pero la idea al hacerlo, es dejar de seguir cayendo en la misma trampa, en la misma comodidad donde se nos hace más fácil ser crueles, ser parte del montón y dejarnos llevar por lo cómodo. Empecemos a hablar y a actuar con conciencia. Empecemos a pensar ene cómo lo que digo va a repercutir en los demás, ¿voy a hacer el bien o voy a dañar? ¿Voy a demostrar compasión o prefiero tener la razón? ¿Voy a seguir lo que yo pienso sin saber, o voy a tomarme la molestia de averiguar antes de hablar?

Vivimos en un mundo de terror que todos los días nos da una nueva oportunidad para hacer una diferencia, nos da la oportunidad de enmendar errores, de cambiar. ¿Vamos a seguir dando eso por sentado? ¿O vamos a sentarnos a ver cómo seguimos sacándonos las garras y sembrando oscuridad? 

Somos luz... a ver si empezamos a alumbrarnos a nosotros mismos y a los demás, en vez de seguir hundiéndonos todos en la oscuridad.