Describirse es como echarse flores en una cama llena de estiércol, pues así somos: humanos que juegan a poner la perfección encima de lo peor de ellos. Por eso decido hablar de ella, como si fuera otra… y es que ella es así…
Ella canta con voz de lata cuando nadie
la escucha e inventa pasos de niña que ni suele acordarse en qué momento
surgieron, ni con qué canción. Calla, a veces, cuando no tiene ganas
más que de gritar porque suele desesperarse ante las situaciones que no
controla. Se inventa palabras, tantas como sus personajes inconclusos
que se llevan siempre sus características buenas o no tan agradables.
Mantiene secretos que revela sólo a su techo y desea, a veces, morderse
la lengua para infectarse con su propio veneno.
Ella mira, escucha y aprende, pero no
quiere aprender tanto para dejar que algunas cosas aún logren
sorprenderla. Cree en la gente, pero la aparta cuando no puede
convencerlas. Esa gente que le dijo alguna vez que era inteligente, así
que optó por olvidarlo y empezó a decir estupideces.
Su título dice “redactora creativa” donde
redacta inventos y crea escritos. Se apasiona y vive. Vive tal vez
porque su corazón late o porque en cada cosa encuentra alguna razón para
vivir. No entiende de pretextos, pero está lleno de ellos, pretextos
que van tomando formas abstractas cada vez que escribe sobre alguno.
Divaga siempre entre los colores de su mente que permanecen siendo
siempre gamas de gris.
Manipula con una sonrisa o con sus
lágrimas. Dice verdades hirientes. Dice “te amo” cuando ama, pero ella
ama a todo el mundo… y cuando deja de amarlos, desaparece.
Ella es miles.
Una guerrera cobarde que lucha contra el mundo, pero es incapaz de mirar los esqueletos que esconde en su armario.
Una niña que intenta volar cuando sabe que sus alas están hechas de piedra.
Una mujer que intenta dormir pero, cuando tiene sueño, no se acuesta en una cama.
Una prostituta que no abre las piernas por dinero, ni por diversión.
Una mujer, a veces, con bolas.
Ella vive en un teatro. Ella no es una,
es miles; por eso escribe… porque es la única manera en las que todas se
expresan sin formar un escándalo en su habitación. Ustedes elijan a
cuál quieren conocer, sin dejar a las demás detrás.
Todas son importantes, pero no tanto como para amar a cada una.