4.4.17

... pero a mí no me dueles, Ecuador

Desde que se supone – y recalco, supone – que Lenin Moreno ha ganado la presidencia de nuestro país, he leído a tantas personas diciendo “Me dueles Ecuador”.

No, señores, NO. A mí no me duele Ecuador.

Me duelen los fraudes que constantemente nos entucan – y pido disculpas por la expresión tan violenta, pero es que nos han violado – con leyes redactadas de forma confusa, cambiando un punto o una coma, para que en cualquier momento puedan defender los actos atroces que se han cometido en este gobierno.

Me duelen las muertes y las amenazas a las que han tenido que recurrir los gobernantes del país, para mantener callados a muchos ciudadanos. Los puestos prometidos, el dinero que va y viene entre sus manos, como si fuera un lujo que este país se puede dar.

Me duele haber tenido un representante que aplique el famoso “divide y reinarás”, que se aprovechó de los momentos de vulnerabilidad de un pueblo roto por un terremoto, para crear brechas que nunca debieron existir.

Me duele la ironía de aquellos que argumentan con insultos a su gente, esos mismos que pueden sacar provecho de la ignorancia de muchos para venderles una ilusión… y que luego esas ilusiones las manden por el caño.

Me duele ver cómo tantos actores principales de este gobierno están saliendo despavoridos, a cualquier hora y con cualquier destino… porque saben que les van a tumbar su fraude.

Me duele que el supuesto futuro gobernante de este país pida respeto a los periodistas desde ya – a quienes el mismo gobierno se supone que pide imparcialidad – que lo llamen Presidente Electo.

Me duele que esa autoridad que piensa que por tener el poder en sus manos, puede hacer y deshacer a un país que está pidiendo un respiro, un cambio…

Pero a mí no me dueles, Ecuador. 
¡A MÍ ME ENORGULLECES, CARAJO!

Me enorgullece ver cómo muchos hoy ya perdieron el miedo de gritar “libertad”.

Se me infla el pecho al ver cómo millones de personas se levantan de la comodidad de sus hogares, o luego de una jornada laboral, y se dirigen a gritar a todo pulmón que no quieren una dictadura, que no quieren que este país se convierta en un Cuba o Venezuela, vendiéndonos la idea de un socialismo que se basa en el enriquecimiento ilícito e inmesurado de sus supuestos líderes.
Me tiembla el alma cuando siento toda esa vibración de un pueblo que ha reconocido que se necesitan cambios urgentes porque se han llevado a nuestro país en peso; dejándonos muy poco o casi nada para dejarles a la siguiente generación.

Me llena de fuerza ver cómo les hemos hecho un “zas, en toda la boca” a todo aquel que nos ha denigrado, nos ha mirado por encima del hombro o se le han subido los humos a la cabeza.

Pero más que nada me llena de amor… porque hoy no existen límites de estratos sociales, regionalismos, colores, preferencias sexuales o tendencias religiosas. Hoy somos un país unido que grita con toda la fuerza “amo a mi país y voy a luchar por él”.

Hoy, este país con plena conciencia se levanta y hace que tiemblen sus líderes, porque hoy se demuestra que no somos un país conformista, que estamos dispuestos a sacar adelante INCLUSO a los propios ciudadanos que votaron por el supuesto presidente electo… porque ya no se trata de ti, o de mí, o de los ricos, o de los pobres… se trata de nuestro país, de nuestra libertad, de todas las lágrimas que ha causado este gobierno callando a reporteros, dejando a miles de desempleados, generando violencia y llenando de resentimientos sociales a un país que nunca debió estar dividido.

Les recuerdo algo: un presidente no es nada sin su banda presidencial… y esa la ponen los ciudadanos. Veamos si pronto la llevarán en su torso, o la llevarán como mordaza.

Así que a mí NO ME DUELES, ECUADOR. No me dueles.

Me enorgulleces.


Y seguirás siendo grande, mientras el pueblo siga gritando cuánto te ama y todo lo que está dispuesto a sacrificar por tu bien. 

¡Que hoy se haga historia!

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