Mi querido ausente:
Es tan extraño, tan ilógico. Me recuesto en mi cama para intentar conciliar el sueño y no lo logro.
Has devuelto la inspiración a mi vida. Ahora vuelvo a escribir diminutas líneas a cada momento, logro pintar de nuevo y canto, ¡y qué feo lo hago! Pero no importa...
Me he vuelto loca. Me has vuelto loca.
Es tan extraño, tan ilógico. Me recuesto en mi cama para intentar conciliar el sueño y no lo logro.
Has devuelto la inspiración a mi vida. Ahora vuelvo a escribir diminutas líneas a cada momento, logro pintar de nuevo y canto, ¡y qué feo lo hago! Pero no importa...
Me he vuelto loca. Me has vuelto loca.
Cada noche mi mente alterna
caminos que me llevan a ti, desde un café, hasta un encuentro en la
calle. Invento lo que te diría (que en realidad es nada, porque soy tan
tonta que ni en mi cabeza te puedo hablar) y lo que tú me dirías (que
resulta en realidad lo que yo quisiera decir). Y es que de un día para
otro me di cuenta que mi imaginación es mas divertida que dormir.
Y me río sola. Y te recuerdo. Y busco cualquier excusa para nombrarte,
porque eres la causa principal para que mi mente vuele en este momento.
Eres esa cosquilla en mi barriga, esa mirada cómplice, esa media sonrisa
(de esas que sólo sonríe un lado, porque no quieres que se note por
completo). Eres la excusa perfecta para todo lo que quiero decir.
Saber que estas por ahí, escondido y que existe
una pequeña posibilidad de toparme contigo, me llena de ganas cada día.
Dices que brillo y ¿acaso te has dado cuenta que eres tú quien me hace brillar?
Pues sí. Eres tú...
Hasta otra tarde, otra mañana, otro sin tiempo... mi ausente tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario